domingo, 6 de mayo de 2007

En el Teatro no hay tristezas



Actuar en casa


Recibir una invitación para actuar en casa fue una bomba. Y digo, me atrevo a llamar a la Universidad Iberoamericana de Puebla, mi casa, porque ahí empecé a actuar; el culpable: Guillermo Cabello, que de alguna forma sigue vivo porque muchos de los influenciados por él seguimos haciendo teatro.
Estar en casa implicó muchas cosas: recuerdos que se mueven, nostalgias, hasta un poco de tristeza, pero también la seguridad, la confianza y la solidaridad de la gente de la universidad, para permitir que las cosas se den y bien.
A la función del martes 13 de marzo asistieron 210 personas, estudiantes la mayoría. ¡Oh que felicidad!, teatro lleno.¡ Oh que nervios! Hay mucho barullo, silbidos, grititos...¿Se callarán?
Sí, si se callaron y estuvieron todo el tiempo con nosotras, y no sólo ellos, nuestros amigos que dan función desde las luces y el audio también... Fue una función cálida y muy buena a pesar de las fallas de iluminación (se fue la luz un rato). En esa función me di cuenta que la obra había alcanzado un nivel energético muy bueno, tanto, que recuerdo que nos espantamos un poco de eso cuando nos cayó el veinte del por qué el teatro se parece a las corridas de toros (el torero o el toro, dispuestos a morir).
Al final, en la sesión de debate (herencia del taller de teatro de la Ibero) lamenté no haber sido más precisa a una pregunta que me tocó responder:
La pregunta: ¿Qué podemos hacer nosotros al saber esta realidad?
La respuesta: informarnos como consumidores, sobre la ropa que compramos, las condiciones en que fue hecha...comprar responsablemente.
Lo que faltó:
Asumir nuestro poder como consumidores, ya que incluso en otros lugares (Estados Unidos, por ejemplo), los consumidores obligan a las marcas a mejorar las condiciones de los obreros, al dejar de consumir sus productos.

Agradecimientos: a Difusión Cultural de la Ibero, por invitarnos (Jorge Abascal, Fabiola) a Miguelo Salazar por que dió función de luces con un equipo que yo creí totalmente extinto, a Manuel Frausto y Humberto Craviotto quienes nos hicieron una entrevista que no oí... ¡me lleva! a Oscar Soto, Rose, Ingrid, Samuelo, Tlacuilotzin y por supuesto a Thiago que dió función desde el audio.

Eso de que en el teatro no hay tristezas se lo dijo Diego (el hijo de mi amiga Araceli Toledo) a su abuela, justo cuando llegó a casa y su abuelita le preguntó que cómo le había ido en el teatro (Los monólogos de la maquila, fue la primer obra que el niño ha visto). El respondió: "abuela, en el teatro no hay tristezas"... Diego tiene tres años.


Función dedicada a Willy y a Javier Guzmán (q.e.p.d)

Nota de revista electrónica de la ibero:

http://iberopuebla.edu.mx/servicios/publicaciones/cauces/No68/nota05.htm

Próximamente: links a los audios de radio

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